
La relación entre humanos y animales ha demostrado ser beneficiosa en múltiples niveles. Más allá de la compañía, los animales aportan bienestar físico, emocional y neurológico, ya sea en un entorno terapéutico o en la convivencia cotidiana. La ciencia respalda cada vez más el papel de los animales como aliados naturales de la salud, ayudando a mejorar tanto el bienestar mental como la calidad de vida de las personas.
Conexión humana y reducción del estrés: beneficios neurológicos de la interacción animal
Interaccionar con animales tiene efectos positivos inmediatos y medibles en el cuerpo humano. La liberación de oxitocina, conocida como la “hormona del apego”, es una de las respuestas fisiológicas más comunes durante la interacción con animales. Acariciar a un perro o gato, por ejemplo, reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y aumenta la producción de oxitocina, promoviendo un estado de relajación y bienestar (Beetz, Uvnäs-Moberg, Julius, & Kotrschal, 2012). Estas interacciones no solo generan placer, sino que también regulan el sistema nervioso, ayudando a disminuir la frecuencia cardíaca y la presión arterial en situaciones de ansiedad (Friedmann et al., 1980).
Terapias asistidas con animales: beneficios y tipos de intervención
Las terapias asistidas con animales (TAA) son intervenciones estructuradas donde se involucra a animales con el propósito de mejorar la salud y el bienestar físico, psicológico y emocional de las personas. Las TAA son efectivas en el tratamiento de condiciones como el estrés postraumático, el autismo, la ansiedad y la depresión. Aquí detallamos en qué consisten algunos de los métodos más comunes:
• Perros de terapia: Los perros se utilizan frecuentemente en intervenciones con personas que presentan ansiedad, estrés postraumático y autismo. Las sesiones suelen incluir actividades como acariciar al perro, pasearlo o simplemente pasar tiempo en su compañía. Estas interacciones estimulan la confianza y mejoran el estado de ánimo del paciente. Con veteranos de guerra, por ejemplo, el contacto constante con un perro reduce la reactividad emocional y aumenta la sensación de seguridad (Yount, Olmert, & Lee, 2012).
• Equinoterapia: La terapia asistida con caballos es especialmente beneficiosa para quienes presentan dificultades de movilidad o trastornos de desarrollo. En sesiones de equinoterapia, los pacientes interactúan con el caballo y, generalmente, aprenden a montar. Este proceso requiere coordinación y equilibrio, lo que fortalece la musculatura y fomenta la comunicación no verbal. La equinoterapia es particularmente efectiva para personas con autismo, ya que ayuda a regular las emociones y mejorar la atención y la conciencia corporal (Bass, Duchowny, & Llabre, 2009).
• Delfinoterapia: En este tipo de intervención, el paciente interactúa en el agua con delfines entrenados. Es usada principalmente en niños con trastornos del desarrollo y problemas sensoriales, como el autismo. La interacción con delfines estimula la percepción y la comunicación en estos niños, quienes suelen responder positivamente al estímulo táctil y auditivo que los delfines proporcionan. Aunque es una terapia más compleja y menos accesible, algunos estudios han demostrado que los delfines ayudan a reducir la ansiedad y mejorar las habilidades comunicativas (Antonioli & Reveley, 2005).
• Terapia con animales pequeños: Los animales pequeños, como conejos, cobayas y hurones, son utilizados especialmente en la terapia infantil y en entornos donde el espacio es limitado, como hospitales y hogares de cuidado. Estos animales se integran en actividades de juegos y contacto físico que proporcionan confort y tranquilidad, y enseñan a los niños empatía y responsabilidad.
Convivencia con mascotas: beneficios emocionales y neurológicos en el hogar
Más allá de la terapia estructurada, convivir diariamente con animales en el hogar también tiene efectos significativos en la salud emocional y física de las personas. Según un estudio de Allen et al. (2001), las personas que tienen mascotas experimentan menos estrés y ansiedad y son menos propensas a desarrollar depresión.
• Soporte emocional y reducción de la soledad: Las mascotas ofrecen compañía constante, lo que ayuda a reducir el sentimiento de soledad. Esta compañía es especialmente beneficiosa en personas mayores o en quienes pasan mucho tiempo en casa. Los animales no solo proporcionan afecto, sino que también son una fuente de responsabilidad y rutina, algo esencial para quienes sufren de depresión o ansiedad leve a moderada.
• Desarrollo de rutinas saludables: El cuidado de una mascota, especialmente de un perro, requiere establecer horarios y rutinas, como los paseos diarios, que aumentan la actividad física y promueven el bienestar mental. Incluso los cuidados básicos, como alimentar a una mascota, refuerzan la estructura diaria de las personas y fomentan la responsabilidad y la conexión emocional (Siegel, 1990).
Beneficios neurológicos: neuroplasticidad y estímulo cerebral
Estudios recientes destacan el impacto de la interacción animal en la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse y crear nuevas conexiones. La convivencia con una mascota activa mecanismos de recompensa en el cerebro que promueven el aprendizaje y la adaptación emocional.
Un estudio de Odendaal y Meintjes (2003) demostró que las personas que interactúan de forma regular con perros muestran una mayor actividad en las áreas cerebrales relacionadas con el apego y la empatía. Esta respuesta neuronal sugiere que las mascotas no solo nos ayudan a mejorar nuestro estado de ánimo, sino que también fomentan la resiliencia emocional y una mayor flexibilidad ante el estrés.
Animales y salud física: efectos en la cardiovascularidad y el sistema inmunológico.
La presencia de una mascota en el hogar también está relacionada con beneficios físicos. Se ha comprobado que la interacción con animales reduce la presión arterial y mejora la salud cardiovascular. Tener un perro, por ejemplo, obliga a las personas a hacer ejercicio al aire libre, lo que contribuye a reducir el riesgo de hipertensión y problemas cardíacos (American Heart Association, 2013).
En cuanto al sistema inmunológico, los estudios muestran que los niños que crecen con mascotas tienen menos probabilidades de desarrollar alergias y enfermedades respiratorias debido a la exposición temprana a microbios presentes en los animales. Este efecto fortalece su sistema inmunológico y promueve una mejor salud a largo plazo.
El valor integral de los animales en la salud humana
La relación entre los humanos y los animales va más allá de la mera compañía. La presencia de animales, ya sea en un contexto terapéutico o doméstico, tiene un impacto positivo en nuestra salud mental, física y neurológica. Desde la reducción del estrés hasta el fortalecimiento del sistema inmunológico, la convivencia con animales puede mejorar la calidad de vida de las personas de manera significativa.
Las terapias asistidas con animales no solo son intervenciones efectivas para tratar diversas condiciones psicológicas y neuropsicológicas, sino que también abren un camino hacia una salud emocional más estable y una vida llena de interacciones significativas. La ciencia sigue confirmando lo que muchas personas ya saben de manera intuitiva: los animales tienen un poder sanador profundo y único, y su rol en la vida humana es tan esencial como enriquecedor.
Referencias:
• Allen, K., Blascovich, J., Tomaka, J., & Kelsey, R. M. (2001). "Presence of human friends and pet dogs as moderators of autonomic responses to stress in women". Journal of Personality and Social Psychology, 61(4), 582-589.
• Antonioli, C., & Reveley, M. A. (2005). "Randomised controlled trial of animal facilitated therapy with dolphins in the treatment of depression". BMJ, 331(7527), 1231.
• Bass, M. M., Duchowny, C. A., & Llabre, M. M. (2009). "The effect of therapeutic horseback riding on social functioning in children with autism". Journal of Autism and Developmental Disorders, 39(9), 1261-1267.
• Beetz, A., Uvnäs-Moberg, K., Julius, H., & Kotrschal, K. (2012). "Psychosocial and psychophysiological effects of human-animal interactions: The possible role of oxytocin". Frontiers in Psychology, 3, 234.
• Friedmann, E., Katcher, A. H., Lynch, J. J., & Thomas, S. A. (1980). "Animal companions and one-year survival of patients after discharge from a coronary care unit". Public Health Reports, 95(4), 307.
• Odendaal, J. S., & Meintjes, R. A. (2003). "Neurophysiological correlates of affiliative behaviour between humans and dogs". The Veterinary Journal, 165(3), 296-301.
• Siegel, J. M. (1990). "Stressful life events and use of physician services among the elderly: The moderating role of pet ownership". Journal of Personality and Social Psychology, 58(6), 1081-
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